Empresas españolas enfrentan presión por franquicias más elevadas

Además de tarifas más altas y capacidades más bajas, las empresas españolas deben acostumbrarse a otro impacto consecuente del mercado de seguros duro: un significativo aumento de las franquicias.

Los corredores dicen que el mercado español se ha caracterizado durante mucho tiempo por una falta de énfasis en franquicias, y que los aseguradores en general solicitan que los compradores retengan cantidades relativamente bajas de riesgo antes de que comience su cobertura.

Pero eso ha cambiado, según brokers entrevistados por Commercial Risk Europe.

“En España, históricamente, las franquicias han siempre sido muy bajas,” dijo Santiago Cordero, el Director Técnico Corporativo de Congenta Group. “Pero ahora vemos franquicias más elevadas.”

Manuel García, responsable de P&C de Assiteca, señaló que se trata de una tendencia que refleja los movimientos en el mercado global de reaseguros, donde la capacidad se ha visto restringida para varias líneas.

Este movimiento ha llegado a las aseguradoras españolas, que han tenido que retener más riesgo ellas mismas y están pidiendo medidas similares a sus clientes. Esto, a su vez, está haciendo que algunos compradores busquen alternativas a las estrategias de transferencia tradicionales.

“Las aseguradoras locales, por lo tanto, se han visto obligadas, derivado del nuevo direccionamiento del reaseguro, a retener más y por lo tanto a afrontar más riesgo. Lo que supone para las mismas un cambio en sus políticas de suscripción que, con el objeto de mantener una cartera homogénea, obliga a limitar las propias capacidades,” dijo. “Y no hablamos de capacidades solo en cuanto a suma asegurada, por ejemplo, sino al aumento de franquicias y a la actualización de condicionados.”

“Otras formas de aseguramiento, como lo son el uso de capas de seguro, han entrado en juego, pero como en el caso anterior, ha supuesto una complejidad añadida. De hecho, ahora es necesario, como en el caso del coaseguro, de más de tres operadores para cerrar la capacidad que un riesgo necesita,” añadió.

“En algunos casos, los clientes se están viendo forzados a incrementar sus niveles de retención y, desde el punto de vista de colocación, se está recurriendo cada vez más a los cuadros de coaseguros, a las colocaciones verticales o por capas y al reaseguro facultativo,” dijo Paloma Migoya Tejedor, jefe de Gestión de Corredores en Iberia en Willis Towers Watson.

“También, estamos viendo un renacimiento y crecimiento de las compañías de seguros cautivas, con un mayor interés por otras opciones más innovadoras para la trasferencia de riesgos como son las soluciones paramétricas o los programas estructurados multilínea,” agregó.

Pero ella dijo que, por falta de recursos, tales soluciones siguen fuera del alcance de muchos compradores de seguros en España.

“Claramente esta es una tendencia al alza y en las conversaciones con casi todos nuestros grandes clientes las opciones de autoseguro, en sus diferentes formas, están encima de la mesa como una alternativa que exploramos y valoramos,” dijo Erlantz Urbieta, director de Specialties en Aon España.

“Algunos han dado el paso y estamos operando ya mucho programas de este tipo, bien a través de sus propias cautivas, celdas de alquiler u otros instrumentos, y otros lo están valorando,” completó.

Migoya también ha identificado un aumento del interés por modalidades alternativas para transferir el riesgo, aunque puede llevar tiempo para que este tipo de práctica se arraigue en el mercado español.

“Soluciones alternativas para la transferencia de riesgos están generando más interés en los clientes que están cada vez más dispuestos a valorarlas,” dijo ella. “Pero se encuentran generalmente con restricciones desde el punto de vista económico, pues siguen siendo opciones más caras y complejas que los seguros tradicionales.”

Cordero, por su parte, destacó que soluciones como las cautivas no son adecuadas para los problemas de colocación a los que se enfrentan actualmente la mayoría de los compradores españoles, ya que solo las grandes corporaciones tienen los recursos y capacidades para configurarlas y gestionarlas.

Y García señaló que el largo mercado blando que precedió a 2018 no proporcionó incentivos para que los gestores de riesgos españoles buscaran alternativas a las estrategias tradicionales de transferencia de riesgos. Las empresas ahora están pagando el precio de esta falta de interés.

“Teniendo en cuenta de dónde venimos, un lugar donde el mercado asegurador permitía disponer de toda la capacidad posible y todo ello con primas que año tras año podían ir a la baja, nadie optó por ver otras opciones de aseguramiento distintas a la transferencia de la totalidad de los riesgos a las compañías aseguradoras,” dijo.

“Hemos de pensar que modalidades como lo son la cautiva o, el propio auto-aseguramiento, suponen un elevadísimo coste para las empresas a la hora de implementarlos,” añadió.

García también cree que el entorno empresarial, muy afectado por el Covid-19, dejó poco margen para que los gestores de riesgos intentaran revisar sus estrategias de transferencia con el fin de mitigar el impacto negativo del mercado duro.

“Posiblemente, ante esta situación de mercado, el endurecimiento de las primas se ha visto agravado por el efecto del Covid-19, y provoque que, para el próximo ejercicio, la elección de transferir riesgos a las aseguradoras se vea modificado, con cambios en los criterios de gerencia de riesgos por parte de las empresas,” dijo. “No obstante, no veo tintes de muchos cambios en la filosofía de las empresas de cara a afrontar cómo gestionar sus riesgos.”

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